domingo, 25 de abril de 2021

Transilvania en Vigo

En uno de estos paseos, un tanto ociosos, deambulatorio, por las calles que antaño fueran más o menos el barrio de Casablanca, de los muchos Vigos posibles, cercano ya Couto Piñeiro, donde la rúa Pizarro, aparece la tienda de productos gastronómicos rumanos llamada Transilvania, de evocación legendaria y literaria, cuando menos por la figura creada por el escocés Bram Stoker en la novela Drakul o Drácula, personaje pergeñado entre la ficción y la Historia, en la que lo sobrenatural y el volk-lore o cultura popular se misturan. 


Detengo mi caminar, me acerco atraído por la curiosidad y enigma de esa Transilvania viguesa y entablo unos minutos de conversación con Alina. En el parrafeo me va relatando algunos retazos de su vida familiar hasta su llegada a Vigo, con una familia dispersa por tierras canadienses, un relato de migración que a ella le produjo la arribada a estas rías y rúas. 

Rumanía con su ingreso en la ampliación del año 2007 a la UE, Unión Europea, juntamente con Bulgaria, entraba como uno de los países de renta per cápita más baja del club comunitario. Pronto los vimos  aparecer, muchos antes, por nuestras ciudades incorporados a la vida laboriosa e industriosa.

 En Vigo es uno de los colectivos más numeroso de los comunitararios euporeos. Su lengua, de igual procedencia del latín que las nuestras, la religión ortodoxa, una variante de la liturgia cristiana, sin grandes cismas doctrinales con respecto a la católica, hacen que su aculturación sea fácil.

 De cualquier modo en Vigo cuentan con el consulato, sírvase la alegoría, de Alina y su tienda Transilvania.

 Cierro este breve decir con la evocación de las lecturas añosas del autor rumano Mircea Eliade, historiador de las Religiones, de entre otros títulos, Imágenes y Símbolos o Iniciaciones místicas o El Chamanismo. Por no dejar de citar al exiliado parisino Cioran y sus letras nihilistas y por veces aforísticas, cito Breviario de podredumbre, también su contrahistoricismo. De las letras volvemos al condumio y al yantar que son horas. 

Ya sabéis, los Vigos, de paseos y lecturas y los rumanos junto a nosotros.