El mar siempre ha sido algo insondable, oscuro, morada de seres infernales, un inframundo de agua y lodo. Engendro suyo la gran serpiente, Leviatan, monstruo marino, caos.
Aparece en Hobbes ( distópico supremo) , dando título a una monumental obra de ensayo de teoría política y reflexión moral acerca de lo público, uno de los filósofos del marchamo del blog Distopías18.
Orden y Caos. Tal vez, mejor expresado y más problemático, Cosmos y Caos. En mi lectura librepensadora distópica, antes del Cosmos, el Caos ( Leviatan), el rudo estado de Naturaleza, el " homo homini lupus", al que sucede una vaga idea de pacto, más bien cesión, no de derechos, sino de libertad o algo que así pudiera llamarse, por trueque de seguridad.
Del estado de naturaleza al Estado político, de la fisis a la polis. Este tránsito, supuestamente histórico, aunque figurado por ideado y no documentado ni taxativamente comprobado, deviene coacción y paradoja. Un seudocontractualismo le otorga pretensión de legitimidad.
Leviatan, Caos, monstruo infernal marino, propone, en plan " Cosa Nostra", protección, seguridad frente a Él, a cambio de reconocimiento y acatamiento.
Leviatan, principio formal de la polis, Estado, autómata, máquina, vida artificial succionadora de la sangre de los súbditos. Subyacente aquí un contractualismo desviado, apartado de la presunción de la edad de oro primigenia, del mito del buen salvaje rousseauniano ( otro distópico).
Prafraseando a Marx ( también distópico), en su denuncia de la explotación del hombre por el hombre, Hobbes en una anuciación ucrónica la anticipa en el enunciado más arriba citado" homo homini lupus".
El origen del Estado es la renuncia a la libertad en una alborada carmesí junto a una ribera oceánica de afilados marfiles danzantes a las síncopas rimadas de las lunas y las aguas. Moloch aguarda. XUR O'PONTILLÓN.