miércoles, 7 de noviembre de 2018

Revisionismos históricos

En plural, hay innúmeros revisionismos, no obstante el más frecuentemente difundido bajo esta expresión es el que se refiere al antisemitismo en la segunda guerra mundial, en la Alemania hitleriana, sobre la denominada solución final y todo lo que se le asocia. Claro está que es un revisionismo de perdedores, como en general sucede.

Más alla de vencedores y perdedores de la Segunda Guerra Mundial, caben otros revisionismos históricos, entendidos como la vindicación de lecturas, relatos o visiones alternativas a las oficiales, oficiosas o hegemónicas, que suelen ser muy transversales, en expresión al uso, al punto de poder rastrearse en todas ellas algún paradigma común subyacente articulando el aparente pluralismo discursivo.

Con estos previos, paso a referirme, poniéndolo del revés, a lo que entiendo por revisionismo o si se quiere contrarrevisionismo, en el caso de la llamada transición política española. Ya de suyo el término es diacrónicamente de contornos imprecisos y de una intencionalidad encapsulada de irradiaciones expansivas que llegan a nuestros días.

Hay una versión canónica que establece en la disyuntiva o dicotomía Reforma/Ruptura una transacción o juego de manos entre el sector llamado aperturista del franquismo y la oposición posibilista al régimen, que tendría por resultante la ruptura pactada.

Ese pacto hallaría su concreción, en lo económico y social en los Pactos de la Moncloa y en lo político en la mismísima Constitución. Algunos sitúan en el punto de aprobación del texto constitucional el fin del proceso de transición y el inicio del nuevo régimen y la herramienta para alcanzarlo el talismán, tan invocado en aquel tiempo, del consenso.

Difícil resulta dosificar en qué medida se mixturaron el reformismo y el rupturismo en el pacto constitucional. Para ello habría que poder alinear claramente las fuerzas en presencia y previamente definirlas.

Por aquel tiempo se hablaba de poderes fácticos y bunker, entre los primeros se sobreentendían destacadamente militares y cuerpos de seguridad del Estado y en el bunker sectores de poder, denominados inmovilistas, del sindicalismo vertical, procuradores en Cortes y otros variopintos de corte más transversal.

De la banda rupturista jugaba el PC y su izquierda, el primero muy cuestionado en su rol de ruptura, y de acompañamiento, actores periféricos centrífugos.

La pregunta, para algunos tesis revisionista, es, si en efecto, a la vista de los acontecimientos actuales y por venir inmediatos, hubo alguna ruptura, o en qué grado, con los elementos estucturales, simbólicos, ideológicos e incluso sociológicos del franquismo.

Más concluyentemente, ¿ qué hay de franquismo o de residua franquista en la vigente Constitución, en las instituciones y en la sociedad a cuarenta años de su aprobación?.

La sola formulación de la cuestión es revisionista.

Queden para ulterior desarrollo los precedentes y consecuentes o consiguientes del asunto.