Compongo estas líneas desde mi perspectiva de lector añoso y frecuentador de estos espacios, donde la presencia espiritual y física del libro se enseñorea de nuestras ánimas y ánimos, a veces maltrechos, necesitados de la cura de la lectura, para cicatrizar las heridas de la vida. El verbo hecho papel.
Los libros custodiados, cortejados, tal vez, en su centralidad por la librera, Carolina Garrido, y el lector. La buena librera, hablo de Carolina, acompaña al lector con sus palabras de consejo, tiene el libro localizado en la estantería y reserva, si es el caso, aquellos volúmenes de autores y títulos preferentes de los lectores que se lo solicitan. Tiene memoria suficiente para personalizar estas preferencias.
Carolina mientras atiende y entre sus rápidos desplazamientos a las estanterías va limpiando y cuidando cada uno de los libros que van llegando, consiguiendo que estén para el lector en el mejor estado disponible posible.
Las tres erres de lectura de Vigo oferta también la posibilidad de tomarse un té o café en torno a unas mesitas circulares mientras hojeas un libro o cruzas unas palabras. Todo esto en un espacio amplio por donde puedes moverte cómodamente.
Entre los libros que pude encontrar, destaco un gran diccionario, también por el tamaño, de Sánscrito - Alemán, las obras, también en alemán de Jung o de Rilke. En lengua española, las ediciones de Aguilar en papel biblia, de Tolstoy o Dostoyevski. En lengua gallega, la obra completa de Vicente Risco o de Rafael Dieste, editadas por Galaxia. Podemos decir que los lectores vigueses estamos de suerte.