Aunque pensando en Vigo y en las elecciones municipales del próximo mes de Mayo las consideraciones siguientes van a tratar más de filosofía política del municipalismo, aunque sumariamente, no así de la legislación vigente en materia local, por tanto se trata de atacar la idea o ideas subyacentes al marco legislativo e institucional regulador.
Éste es presidencialista, en la figura prominente del Alcade, con atribuciones y prerrogativas simbólicas, representativas y de otra consideración, exorbitantes, que le colocan en preeminencia con respecto al Pleno municipal y los vecinos.
El inframunicipalismo y un cierto principio federativo son la clave de lectura del nuevo espacio municipal frente a una concepción y praxis segregada dicotómica centro/periferia.
En su lugar, distritos, barrios, parroquias como células de vecindad tejiendo el tapiz urbano de la ciudad. En Vigo aún tenemos reconocida la Entidad Local Menor de Bembrive. También Bouzas conserva una fisonomía singular, morfológicamente independiente.
La imagen de la Torre Centinela de la Casa do Concello derrumbada para siempre.
En su lugar, concejales de distrito, barrio o parroquia como circunscripciones plurinominales de listas abiertas.
Descentralización completa de dependencias y edificios del poder local.
Recuperación del Campo de Granada y Rúa de Santiago y su entorno y reposición en lo posible a su estado primitivo, con la reconstrucción integral del Castillo de San Sebastián.
En orden a una definición institucional alternativa, una Corporación en la que el Pleno tenga facultades revocatorias( moción de censura) frente al Alcalde y éste haya de serlo por elección directa con poder revocatorio asimismo de los electores. Por tanto, dos listas complementarias en elecciones municipales.
Finalmente hacer memoria vindicativa de los Ayuntamientos preexistentes de Bouzas, Lavadores y Teis, rescatando del olvido la memoria de sus Instituciones.
En resumen, Un Vigo Confederal, conjugando mecanismos de democracia directa y democracia representativa. Esto requiere una nueva pedagogía política para una nueva cultura política. Y desde luego, cambios en la legislación de regimen local. Una cultura política que no dé acogida a cesarismos ni pretorianismos.
La clave está en la tríada de elementos constituída por inframunicipalismo, confederalismo e introducción progresiva de elementos de democracia directa.