domingo, 14 de junio de 2020

Santa Irene, geografía humana(urbana) viguesa, 73-75

El instituto Santa Irene en los años 73-75, pongo por caso, y tomando la parte por el todo, esto es su alumnado por la institución, se derramó por algunos itinerarios urbanos del municipio en una ósmosis o intercambio entre las aulas y los bares.

 Y como estoy refiriéndome al sector politizado y más o menos culturizado en el marxismo militante podré decir que de forma apoximada había tribus por filiación partidaria, aunque no muy estricta, si bien habitualmente frecuentando espacios compartidos.

 Con un aire común gauchista, esas fratrías estaban signadas por etiquetas tales como maoístas, surtidos de siglas varias, trotsquistas, carrillistas o peixes y de más escasa presencia, tal vez más discretos o clandestinos, los nacionalistas. 

Ese derramarse al que hacía mención hallaba sus receptáculos en lugares con nombre propio, muchos desaparecidos, que merecen citarse para ser rescatados del olvido. No se trata de un mero nomenclator enunciativo, fueron lugares de iniciación en el ritual de paso de nuestras adolescencias a la imitación de nuestros mayores. 

Lugares de culto al vino, a la cerveza, a la música, a veces al canto, a la conversación, a la discusión y hasta la confidencia. También a veces lugares para disimular citas de seguridad tras una acción. 

Cito nombres, en el Paseo de Alfonso la cafetería Miramar, desde hace años desaparecida, no confundir con la actual cafetería el Mirador. De bares o tabernas, por supuesto la Viuda y el Bosque con su reservado, pero también muy frecuentado el Cotorro, asociado a la memoria dolorosa de Xosé Humberto Baena. Chavolas y el viejo Porco o Casa Sánchez, Gazpara, entre otros en la zona de vinos, entiéndase calle Real, Constitución, Princesa y aledañas. 

Las cervecerías, el Laurel, el Pasillo o ya en las Avenidas, cervecería Joaquín. Para el barrio de Casablanca, Casa Dalmiro, con las cacheiras penduradas del techo, practicamente se diría alicatadas las paredes de anatomía porcina. 

Ya más en plan reunión clandestina de urgencia el bar León, ascendiendo al Calvario o de forma mucho más resuelta, previa a algún salto, de lleno en el Calvario, en los umbrales de Ramón Nieto, la Cafetería Alaska, para alguno de nosotros aroma a pólvora, peligro, pase a la acción inminente. Y vamos a dejarlo ahí. 

Los brazos del Santa Irene en Coia fueron largos y se extendieron como tentáculos por la ciudad en una geografía humana(urbana) de abrazos solidarios.