viernes, 21 de junio de 2019

San Francisco

No me refiero a la inmensa urbe americana de la costa oeste de Estados Unidos sino a la parroquia viguesa del mismo nombre.

Voy a considerar al conjunto del denominado barrio del cura y al asilo de los desamparados como integrados en ella.

Asimismo, el Paseo de Alfonso y la Rúa de Santiago.

Y voy a hablar un poco de eso que llaman gentrificación.

Recuerdo el tiempo, allá por los años sesenta, en que la comunidad franciscana era manifiestamente visible entre el vecindario, empezando por el uso de su peculiar hábito talar con la capucha y cordón blanco y el uso de sandalias en lugar de zapatos, esto en cuanto aspecto exterior o indumentaria.

Estaban presentes también en las casas, mediante visitas a enfermos y moribundos, a quienes administraban los sacramentos, y bendecían los hogares en sus visitas. También se pasaba la Virgen en un altar cerrado con llave, de puertas de madera y un peto para limosnas. Permanecía unos días y así de casa en casa, donde además del óbolo, se le ponía o bien unas velas o mariposas en aceite.

La presencia de los franciscanos animó a los vecinos de la Rúa de Santiago en esos años a elaborar alfombras de flores por el Corpus. La noche previa no se dormía y pequeños y mayores componían serrín, tintes y flores, que daban como resultado unos diseños artísticos muy coloristas y acertados en un recorrido procesional breve y emotivo. En cualquier caso tuvieron corta celebración estas liturgias, por ello más memorables o cuando menos reseñables.

También de San Francisco salía la imaginería de la procesión de Jueves Santo y allí se guardaba. Esta procesión llamada de los pasos era la más vistosa y larga en Vigo, precisamente por el número, ornato y acompañamiento. Hay que añadir que el verdadero empuje residía en las cofradías integradas en gran número por gentes del mar y sus familias.

La parroquia de San Francisco, el mar y los marineros integraron siempre una unidad.

En cuanto al asilo retengo algunos recuerdos de evocación más bien triste de los tiempos en que era chiquillo. Pasaba con relativa frecuencia por vecindad por la calle de aquella llamada General Aranda, hoy Pi y Margall, y al camino, de los dormitorios, salían toses de pulmones fatigados por los años o la enfermedad, al tiempo que en algunos petos eran depositados cigarrillos o monedas, sobre todo en un peto de San Antonio.

Según de que hora se tratase las ventanas de esos dormitorios aparecían abiertas tras las rejas, ventilándose y las camas levantadas con sus mudas a los pies.

Llegado al asilo era el punto de despedida de los cortejos fúnebres de la vecindad, pues de aquella era costumbre que del domicilio del difunto partiera un acompañamiento, que presidía el cura, incluso cerraban al paso sus puertas los bares de la calle en señal de respeto.

Comentaba el otro día Carlos Meixide que en la Iglesia del Asilo se celebró a principios de los setenta la primera liturgia dominical en lengua gallega con carácter estable.

Después tendría continuadores en la Iglesia de las Trinitarias en la calle Ecuador y en la de los Apóstoles ,en Marqués de Valladares, de los Jesuitas.

Para finalizar, unas palabras, sobre eso que llaman gentrificación, en lo que tiene de despoblamiento, degradación y desarticulación de núcleos históricos mediante la sustitución por nuevas estructuras, relaciones y poblaciones, con la extinción de patrones culturales y de conducta.

Este proceso en la Parroquia de San Francisco tuvo uno de sus inicios en la Rúa de Santiago, Calexón Estreito,  Cachamuiña y aledaños, del cual sobrevive como documento inmueble el edificio de la Panificadora.

Ese momento de inicio de gentrificación nos remite a las alcaldías de Portanet y Ramilo, en que se empieza a presionar a los vecinos con la advertencia de que las viviendas estaban afectadas por los planes de ejecución del nuevo edificio del Concello. La Caja de Ahorros Municipal de Vigo colaboró haciendo clientes con la oferta de entrega de llaves en bloques en construcción del polígono de Coia.

Un día llegaron las máquinas, Ramilo puso la primera piedra y hasta hoy.