En cualquier caso hay consenso en la historiografía sobre el franquismo de que éste conoció etapas a lo largo de sus casi cuarenta años de vida con varias crisis y ajustes ministeriales, hasta seis gobiernos cuando menos, anteriores a la designación del último presidente nonmbrado por Franco en 1973, tras el atentado a Carrero Blanco, y primero de la monarquía Carlos Arias Navarro. Ahí, tal vez, se pueda poner en marcha el reloj de la llamada transición, su tiempo de descuento, completado por la presidencia de Adolfo Suárez, éste ya propuesto por la corona. Pero acaso convenga no olvidar que el hombre pensado por Franco y nombrado para sucederle fue el fallido anteriormente mentado Carrero Blanco. Su "voladura" fue la de un diseño político de " transición" que nunca sabremos con certeza a qué y a dónde nos hubiera podido llevar.
A mayores, en la concepción de un tiempo cíclico " de República a República", en una especie de juego de la oca y tiro porque me toca, la transición se habría iniciado el mismo día de la sublevación y nunca habría concluido, en un recurrente día de la marmota, pero este futuro hipotético linda más con la política ficción, con algún horizonte distópico.
Del eterno retorno de la idea republicana, tiempo cíclico, instante inmóvil, a la resaca postcoital de las elecciones del 15 de Junio de 1977 qué nos devuelve el mar a las playas? Pues algunos limbos.
Veamos. Parece claro que la segunda república ( 1931 - 1939) puede y debe tomarse en consideración histórica como dos grandes bloques, de abril de 1931 hasta el 18 de julio de 1936, un día antes en las plazas de soberanía norteafricanas, y de esta fecha hasta el 1 de abril de 1939. El primer período, aunque convulso y con momentos muy dolorosos, de una relativa normalidad, con algún interregno, institucional en el que a pesar de todo se preserva lo principal de la fisionomía republicana; el segundo período, es el de la república en armas , bajo el asedio del fuego y de la metralla. De ahí surge uno de esos limbos, la evacuación de los llamados niños de la guerra de zonas expuestas a caer en manos de los ejércitos sublevados y posteriormente de los menores exiliados tras la derrota republicana. En otros exilios anteriores de la historia española no se había dado, cuando menos en esta medida tan significativa, este fenómeno de exilio infantil. Abundando más, diremos que los niños de la guerra anteriores a la derrota tuvieron por destino la Unión Soviética. Pretendiendo ahorrarles el sufrimiento de una guerra se verían en el trance del padecimiento de las penalidades de otra más cruel, la Segunda Guerra Mundial. Entre los destinos del segundo grupo, exilio post bélico, destaca al igual que para sus mayores, el México del general Lázaro Cárdenas, el mismo que asiló a Trotsky.
Qué fue de la suerte de aquellos que fueran niños en los años de finales de los veinte y treinta en las postrimerías de los setenta? Les fueron restituidos los derechos de la ciudadanía española en la nueva situación democrática, acaso eran apátridas?
Reparando en los destinos de México y la URSS en su práctica totalidad gozaban de la nacionalidad de los respectivos países de acogida, lo que pudo interpretarse como renuncia a la nacionalidad española. En otro supuesto o interpretación fáctica, aunque no necesariamente de iure, se despejaba el camino de la doble nacionalidad y así reintegrar en el nuevo horizonte histórico a una porción de la emigración exilio. Tras la celebración de las elecciones de 1977 todo se aceleró rebasando u orillando estas y otras cuestiones y la emigración exilio contó más bien poco o casi nada en el nuevo juego político.
Y aunque un refrán dice que no hay dos sin tres, la REPÚBLICA permanece en un limbo. Hasta hoy.
XUR O'PONTILLÓN.