En el año 2012, primer aniversario del fallecimiento de Don Rufo, nos reunimos en homenaje a una figura singular que en expresión de Méndez Ferrín encarna el espíritu del Santa Irene.
Por aquellas fechas con cualquiera que me encontraba con ocasión de estas lides, señalaba al profesor de matemáticas con expresión lapidaria: Don Rufo, una Institución.
Por sí mismo lo era, dentro y fuera de las aulas, un Pygmalión y docente de extraordinarias dotes.
De Rufo destacamos todos su integridad insobornable, su magnífico talento, memoria extensa y organizada, trascendiendo la divisoria entre Ciencias y Letras, adhesión a principios ético- políticos laicos, republicanos y galeguistas.
Aquella noche nos reunimos en el Paraninfo gentes de variada condición, antiguos alumnos, compañeros de claustro, familiares y vecinos. La mesa de intervinientes la compusieron los poetas Xiao Roel y Manuel Vidal Villaverde, con ellos Méndez Ferrín, amigo del homenajeado, Víctor Freixanes, escritor y director de la Editorial Galaxia, Camilo Nogueira, economista, político y el historiador Uxío Breogan Dieguez.
Por los alumnos intervino Julio Alonso, encargado de hacer la propuesta de recabar apoyos para la concesión de un espacio público ante el Concello, que honrase la memoria de nuestro homenajeado.
Como un relampagueo surgió de entre lo presentes la voz limpia y clara de Ramón González Costas de Castreliños, trabajador de mantenimiento del Instituto e histórico obrero de Astilleros Barreras, para hacer glosa circunstanciada de la evocación de aconteceres y afanes comunes que expresan la generosidad y la constante vital solidaria en las tareas cotidianas de Rufo.
Un año después se conseguiría un paseo fluvial junto al Lagares, metáfora de la vida que nos deposita en el mar.
El retorno de Don Rufo al Paraninfo lo hizo guiado en las sombras de la memoria por su sobrino nieto, Xurxo Rodriguez Pérez, organizador y conductor del acto.
Aquella noche volvió a latir con fuerza el corazón de nuestro amigo con el ritmo acompasado del de los presentes.
Las últimas palabras pronunciadas fueron: Don Rufo, te queremos!