lunes, 28 de diciembre de 2020

No ollo do Furacan

Una parte destacada de mi tiempo lo tiene ocupado la actividad pública y dentro de ésta el mundo asociativo y lo que se dieron en llamar movimientos sociales y medios de comunicación, a veces interrelacionados, en sinergias varias. 

Allá por el año 2016 en Vigo mi amigo Oscar Lomba me propuso lanzar una asociación que tuviera por propósito remover conciencias a favor de un cambio igualitario en las relaciones sociales dicho de una forma harto genérica. Claro está que nada nuevo en esta intención pero siempre queda la esperanza de poder añadir un grano de arena al esfuerzo común. 

La presentación de No Ollo do Furacan tuvo lugar en el Almacén Cultural, en la Barriada de Cabral, conjuntamente con otra denominada Fernando Hoyos, presidida por el sacerdote jesuita Benito Santos. Era en fechas navideñas y ese primer acto de presentación fueron unas jornadas de reflexión en torno a la pobreza en el contexto de la globalización. Allí participaron desde ONG hasta gentes del mundo académico. 

En una de mis intervenciones en ese acto cité la obra del teórico anarquista Piotr Kropotkin, La Conquista del Pan, obra en su momento muy difundida, para comentar el carácter distópico de la utopía, cuando esperando un mundo liberado por la inteligencia y por la máquina el hombre pudiera aliviar el peso del trabajo en un futuro, que es nuestro presente, visto desde el presente incumplido como mayor esclavitud encadenada a la maldición del trabajo. 

Otra de las actividades destacadas fue la conmemoración o recuerdo también distópico de la revolución rusa en su centenario. Este acto fue realizado por No Ollo do Furacan, Asociación Sociocultural Alexandre Bóveda Fuerteventura y Asociación de Eslavos en Galicia, también contó con la participación del analista del IGADI, Roberto Mansilla. Para mi el mayor interés del acto fue contar con la presencia de la ciudadana rusa Marina Bakhtina, por su ralato vivencial de los años de liquidación de la URSS por los propios dirigentes del PCUS. 

Algunos otros actos promovió No Ollo do Furacán pero estos tiempos pandémicos poco contribuyen a la incentivación de proyectos de dinamización y discusión presencial. No obstante, veremos. Nada está escrito en la Historial antes de que esta se cumpla en su autorrealización, mientras tanto lo vamos contando.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Freixeiro y los Mouriño

En esta ocasión vamos a hacer una excursión histórica en pocas líneas por la parroquia de Freixeiro, guiados por los hermanos Emilio y Manuel Mouriño, asociando este recorrido a la familia Mouriño y su relación con los servicios parroquiales de la Iglesia y los funerarios en el cementerio, curiosamente privado en régimen de comunidad de propietarios. 

Es innegable la proyección comunitaria de estos espacios que otrora vertebraban el ciclo vital completo con sus jalones de máxima significación. Hablamos de tres generaciones al frente de estos desempeños.

 El primus fue Leoncio, nacido allá por el 1900, en 1903 se edifican los nichos que dan origen al actual cementerio, siendo las inhumaciones con anterioridad en el adro o atrio y en el interior de la Iglesia en casos singulares, así los Sarmiento. Sin poder precisar fecha exacta, el mentado Leoncio habrá de encontrarse como enterrador y sacristán allá por los años veinte del pasado siglo, casi justamente una centuria transcurrida. 

A él sucederá su hijo Emilio Mouriño padre, persona a la que ya tuve ocasión de conocer y tratar, trabajador también como electromecánico en la empresa de Tranvías. Emilio Mouriño desarrolla sus actividades en Freixeiro desde mediados de los años cuarenta hasta finales del siglo pasado conjuntamente con sus hijos Emilio y Manuel, el primero más dedicado a los trabajos del cementerio y que sucederá a su padre hasta el 2012 y Manuel a las tareas dentro de la Iglesia hasta el año 1984. 

Durante ese largo tiempo transcurrido, casi sesenta años, Emilio padre tendrá como párroco a Don Antonio Rodríguez Blanco de imborrable memoria, oriundo de Salceda de Caselas. Don Antonio fue hombre magnánimo con sus feligreses y muy solícito al tiempo que gran dinamizador de Freixeiro, tanto al interior como al exterior de la parroquia. Así con las fiestas patronales de Santo Thome, desarrolladas en el mes de Agosto, en la Rúa Pastora o en la organización de excursiones, incluso a Roma. 

Estas excursiones tuvieron su antecedente en otras desarrolladas en el Porqueiro por Pepe Calo, alternativamente a Cotorredondo o la Illa da Toxa. 

Del párroco Don Antonio Rodríguez Blanco añadir que siendo de origen pudiente quiso finalizar su longeva existencia en la Residencia de los Enfermos Pobres, en Teis. También fallecido Emilio Mouriño padre en el año 2002 continuará atendiendo el cementerio su hijo Emilio hasta la reciente fecha del 2012, cerrando el ciclo que había iniciado en los años veinte del veinte su abuelo Leoncio. 

Casi un siglo transcurrido. 

Una figura que vincula el Pazo de la Pastora, ubicado en el corazón de Freixeiro, con la Iglesia, es Don Javier Ozores último conde ejerciente, organista y director del coro, persona claramente relacionada con los anteriores. En el interior del Pazo hay una capilla, donde se encuentra sepulto Don Rui Ozores.

 Entre los que lo están en el cementerio, citar al que fue alcalde de Vigo Pérez Lorente, el arquitecto Bar Bo, el matemático Rufo Pérez, al que se le dedicó unos metros más abajo, en el Pontillón, un Paseo junto al río Lagares. También reposa entre los muros del cementerio el doctor José Alonso, benefactor de la parroquia. 

Para cerrar esta evocación o paseo por el tiempo y el locus del núcleo de Freixeiro buscaré tres vértices en tres puntos constituidos por lo que fueron tres tiendas-bar: las dos extremas, una la tienda de Pepe en la Pontenova y la de Elías, en la confluencia de A Pastora con Cesareo González. La tercera, la tienda-bar de Saúl. Me detendré un poco en esta última. Aquí cuando la ocupación francesa, establecieron los ocupantes un punto de control en el enlace hacia Tui que también fue puesto de arbitrios o fielato. 

Ahí antepasados de los Mouriño tuvieran un banco de carpintería. Tal vez arranque de ese tiempo en su transcurrir la relación con mi bisabuelo Adolfo Pérez Docampo, carpintero y ebanista de oficio.

 Hai unha inscripción en el frontal de los años 1700, es suficiente para cerrar esta crónica, estirando la vista, vadeado el río en tiempos anteriores al puente en el Pontillón, claro, hacia Castreliños, donde la casa fundacional de mi familia materna, los Perez Docampo, lugar de residencia actual de nuestra prima Finita Rivas, todavía asidua al culto en Freixeiro. 

Por edades geológicas y glaciares, con la marcha del Lagares eterno hacia la foz del Atlántico infinito. Freixeiro Sempre y con la paleta de colores de nuestro pintor vecino y universal Rafael Freijeiro!

domingo, 20 de diciembre de 2020

Flamenco y gitanismo

Criado en la Rúa de Santiago mi contacto con el pueblo gitano resultó frecuente, más todavía, cotidiano, calós de mi edad fueron compañeros de andanzas y travesuras. Con los que yo me pude tratar vivían por la calle Herrería, sin mayor precisión. Claro está, lo relacionado con posible filiación a clanes o familias se me escapaba. Eran los años sesenta, yo era niño y nada averiguaba. 

Les recuerdo sentados en los pasos del chafarís con sus cachabas y sus facas, casi iba decir facones. También frecuentaban la cafetería Miramar y algunos el bar que llamaban el Bernabéu, por tener peña madridista y también ambiente taurino, a mayores de un futbolín muy solicitado. 

De los gitanos de la Herrería de aquel tiempo aprendía palabras como chuquel, balichó , chorar (de significado no llorar como en gallego, claro), chivar en una especial acepción sexual o acais. Había otros trashumantes, que se decían húngaros o rumanos que nos visitaban con un espectáculo semicircense de una cabrita amaestrada que con acompañamiento de trompeta y percusión se encaramaba a un pedestal y allí giraba sobre sí misma. Eran muy ruidosos, a veces se acompañaban de teclado y los vecinos desde las ventanas les lanzábamos monedas que con mucha habilidad atrapaban con una canastilla. 

Pues si estos fueron los comienzos de mis contactos con este pueblo, años más tarde cobrarían otra dimensión. Con motivo de mi servicio militar en Madrid consigo en la librería El Prado, cerca del Ateneo, una edición facsímil de un libro de Francisco Quindalé, que entre otros contenidos traía unas bases gramaticales y un breve diccionario del caló como dialecto del Romaní. 

Posteriormente, en los comienzos de los ochenta, la enciclopédica obra de Caballero Bonald y Colita sobre maestros del flamenco y al tiempo en Espasa Calpe el libro más poético e iluminador que haya apreciado, Memoria del Flamenco, de Felix Grande, donde aprendí a mejorar mi audición de los distintos palos del cante y la certificación inapelable de la consustancialidad entre los mundos flamenco y gitano. 

Ya finalizando, la profusa y documentada obra de Gibson sobre Lorca y el flamenco, a partir de Romancero Gitano, el título lo enuncia todo, queda patente la transfusión cutural y vital entre los melismas del cante gitano y también sefardí en una opus magna, llamada flamenco. 

En estos momentos suena Juan Peña, el Lebrijano, acompañado de la Orquesta Andalusí de Tánger, las dos orillas del flamenco, y volvemos a renovados afanes dejando esta pequeña reseña.

martes, 15 de diciembre de 2020

Os Rosendo e América

É ben sabido que o porto de Vigo foi unha espita cara a América, moitos barcos trasatlánticos de pasaxe doblaron as Illas Cíes pondo proa a inmensidade oceánica pola boca da ría viguesa. Navieras e consignatarias facían o seu negocio ao tempo que transportaban soños e daban traballo a unha numerosa tripulación. 

Tamén en terra na nosa cidade houbo xente traballando para facer posíbel emprender a aventura americana. Algúns probaran eles mesmos o exilio do país antes de se asentar antre nós.

Foi o caso dos irmáns Manuel e Emilio Rosendo que entre os anos 1947 a 1958 rexentan o Bar Bouzas, no número 6 da Rúa Ferrería. Ámbolos dous pasaron pola experiencia migratoria, no caso de Manuel na Arxentina e na Habana e o seu irmán Emilio traballara nunha carbonaría na Baixa lisboeta.

A orixe dos Rosendo sitúase no val de Avión, nas terras ourensáns de nacimento do río Avia. 

O bar Bouzas tiña bos tintos do Ribeiro e brancos do Condado. O nome puxérallo a clientela pola presenza destacada de parroquianos dese burgo ou vila viguesa. Outra clientela cotiá eran traballadores de FENOSA, da aseguradora La Fe, prósima ao bar ou empregados de CASAMAR. 

O Bouzas, parecía unha feira, en expresión de Fernando Rosendo, fillo de Emilio. Empanadas, cocido, empanadillas e callos os sábados. Na cociña, Preciosa e Asunción. Tamén o Bouzas servía de fonda para aqueles que agardaban barco para América, mentres se lles xestionaba o embarque. 

Unha das navieras que regularmente cubría as liñas de pasaxe naqueles tempos era Líneas Marítimas Españolas, coñecida internacionalmente como Spanish Line e máis familiarmente como La Compañia. CONTRASA , en Montero Ríos, era a consignataria que operaba estes barcos, non só no porto de Vigo senón tamén no da Coruña, onde tiñan delegación no Paseo da Mariña, sendo Vigo a base de CONTRASA. Ahi traballaba o meu pai, Juan Rodríguez. Moitas veces de cativo subín a eses barcos e tratei a xentes da tripulación, algún deles parentes cercanos. O Monserrat, O Covadonga, O Guadalupe, O Begoña, todos eles con nome de virxes, deixaron fonda pegada na baía viguesa, recordos indelebles de historias da nosa emigracion. 

Os Rosendo, traballaron moito durante aqueles anos que citamos coa Compañia, en relación frecuente como meu pai Juan. Nos sesenta e setenta esmorecen estes movementos cara a América e colle moita forza a emigración cara a Europa. O Bouzas da man dos Rosendo remata no ano 1958. 

Nembargantes terán un epílogo na Falperra entre os anos 58-65 co Bar Hermida, a carón do Bar Luneda. No Hermida a clientela era moi do clube de fútbol o Peñasco. Anos máis tarde, xa no 75, Raúl retornado de París, abrirá O Orly, onde se axuntarán xentes do mundo arbitral e do adestramento futbolero. Xa na esquina de Falperra co Calexón das Angustias, por aqueles mesmos anos, a de Armando co seu reservado e as exquisitas empanadas de salmón.

 O bar Bouzas, xa fora das mans dos Rosendo, nos setenta, repartirá un importante premio na lotaría do Nadal. 

Neses anos péchase o ciclo que vencella o mundo da emigración americana, a inmigración interior de Ourense a Vigo, o porto e algúns establecementos de condumio e aloxamento de servicio á estadía das xentes que agardaban marchar.

 Parellamente con estas liñas féchase tamén o retrato dos Rosendo, unha familia do Ribeiro, que coma outras de semellante procedencia contribuiron ó dinanismo da nosa cidade en tempos de posguerra e autarquía, vendo no porto unha grande portunidade, unha fiestra fronte ao inmenso Atlántico.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Otros pasos de baile

Dándole continuidad al anterior artículo dedicado al Metropol vamos a recorrer con paso vivo, aunque no al galope, el itinerario de las salas de baile en años algo más avanzados que los cincuenta.

 De entre ellas destacaremos Las Cabañas y El Balneario, citando un poco de pasada algunas otras, sin por ello establecer jerarquía alguna, pues para aquellos que las recuerden serán las que tengan frecuentado las más relevantes. En esto como en casi todo juegan los sentimientos, más todavía con los juegos de memoria que pretenden rescatar lo vivido.

 Con esta advertencia reemprendemos la marcha.

 Reiniciamos en las Cabañas, propiedad de los hermanos Retorta, situada en Peniche, con espacio descubierto de gran amplitud donde se desenvolvían las destrezas en la ejecución del baile con los ritmos lentos y acompasados de los boleros, o las músicas sensuales y mestizas de la cumbia dentro de un repertorio de mayor amplitud. Al igual que en el Metropol y Jardín Park se celebraban veladas pugilísticas. Con la llegada del verano, en las Cabañas, había una cita eminentemente musical, la Fiesta de la Radio, patrocinada por Radio Vigo, según me dicen los hermanos Eladio y Carlos López Silveira. En la Fiesta de la Radio se promocionaban artistas locales emergentes y contaban con el refuerzo de algunas figuras del momento del panorama musical español. Otros negocios hosteleros y de entretenimiento de la familia Retorta fueron el Riomar en los Molinos o ya en los 80 la discoteca Bonny en la calle Pontevdra. 

Nos trasladamos ahora de Peniche a Samil en los sesenta y hacemos parada en en el Balneario, tomando el tranvía que con salida en la calle Uruguay se dirigía a Bayona. Allí, comidas y cenas a cubierto y en el período estival baile en un espacio sobre la playa. Amenizando los Charles Boys, grupo liderado por el anteriormente citado Carlos Silveira, Orquesta Florida o los Cumbacheros. Al frente del negocio un vasco conocido como Patxi. Entre los visitantes en período estival, con motivo de la programación de los festivales en Castrelos, Vicente Parra o Antonio el Bailarín. Sin ser la Costa del Sol, me cuentan que en el Baleario se hacía notar un incipiente turismo de teutonas. 

Abandonamos los arenales de Samil, apuramos el paso y nos vamos a la parte más interior de la Ría viguesa. Por allí salas como El Parque Azul, con ornato de vegetación abundante, en Chapela o Copacabana en Teis. Hacia el interior, por Barreiro, la Sala Palmera o Cruz Blanca por el Calvario y El Sacadero en As Travesas. 

En el apartado de locales con música pero sin baile destacamos dos. La terraza del Hotel Universal con sus palmeras en el Náutico y la atracción estelar de Olga Ramos y sus couplés. En Príncipe, la cafetería Flamingo, antes La Marquesina, con sus sesiones vermú, por allí entre otros Los Tamara. Otros grupos destacados, la Orquesta Sintonía de Vigo o los Satélites de la Coruña. 

Llegados a este punto dejamos las músicas sonando y que el baile continúe por todas las salas que en Vigo han sido, encrucijada sonora de tantos cantos, melodías y ritmos de ida y vuelta que envueltos en salitre entraron por nuestra Ría, bien sintetizados en la conga cubana de Ernesto Lecuona, Para Vigo me voy. Y con esta la despedida.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Metropol, sala de baile y algo más

Nos situamos allá por los años 50 y hablamos de las salas de baile que se acostumbraban, aún no era tiempo de dicotecas con música enlatada sino de sones y cantos en vivo, con pequeños grupos instrumentales y vocalista amenizando las tardes de los jueves, día de las chachas y los lorchos o soldados de reemplazo, sábados, domingos y festivos. Estas sesiones bailables eran denominadas muy expresivamente " asalto baile". 

El Metropol se encontraba situado en la actual calle Progreso y era de los más frecuentados, con sala cubierta y una distribución interior que incluía unos palcos de platea, que le daban señorío al ambiente. La madre coraje del Metropol, en palabras de mi amigo Carlos Meixide Cameselle, era Esperanza Lago Balbona, viuda de Cameselle, si bien públicamente aparecía Sito, hijo suyo. Esta misma familia era propietaria de Cristalería La Celta. 

Pero el Metropol era más que una sala de baile. Ahí se disputaron en los años 50 veladas de boxeo de todos los niveles y pesos. A continuación algunos de los más destacados con sus respectivos nombres de cartel: "El Cubano", en pesos pesados; en pesos ligeros, " El Zurdo" y  el catalán "Beltran", título nacional; finalmente en peso pluma, " Ortega". Añadir que, en cuanto a veladas pugilísticas, Jardin Park y las Cabañas también las programaban. 

Pero la campanada más sonada de la década en el Metropol, probablemente en el año1953, fue la celebración del campeanato mundial de billar a la modalidad libre a 500 carambolas. En la gestación y gestión del desarrollo de este acontecimiento en Vigo tuvo arte y parte Luis Elvira Guzmán, hombre del mundo bancario y bien relacionado con el tejido asociativo del momento en nuestra ciudad. De esta competición salió victorioso el argentino Carrera, quien en una sola salida encadenó 500 carambolas. 

La historia de la sala de baile Metropol llenó algunas de las páginas principales de la vida social en los 50 y 60, para ir decayendo en los setenta, con el relevo de las discotecas y la introducción de otros usos sociales en las relaciones de entretenimiento y seducción.

 Para finalizar expresar mi gratitud a los hermanos Lalo y Carlos López Silveira que me aportaron datos oportunos en el apuntalamiento de la memoria de aquellos tiempos. Para próxima ocasión algunos pasos más de baile.