lunes, 26 de noviembre de 2018

Orgasmos luminosos

Un año más llegamos a la ineludible cita navideña. Así como llegan Antroido, Reconquista, Semana Santa, programación estival, incluidos el Cristo, menudo cristo, San Roque y Marisquiño, Difuntos, en un salto nos ponemos nuevamente a despedir el año como entró y vuelve a entrar.

Un eterno retorno festeiro. La paradoja del tiempo inmóvil. Lo dejá vu.

Pero en los últimos tiempos, de todos los ciclos, el navideño en Vigo se torna y retorna un cuento de hadas o la colección completa de los cuentos de hadas.

Estas navidades para mi tienen un aquel de circense y aires de feria. Lo que algunos llaman ahora parque temático.

Aldea lapona, renos pastando cesped urbano, carroussel, muñeco de nieve y así toda la iconografía Disney Factory al uso de estas fechas y ,claro está, algo tan en nuestras biografías de vigueses como las copiosas nevadas invernales, que yo que lo soy de nacimiento y ya sumo algunas décadas recuerdo dos en mi vida, una siendo niño por los años sesenta y otra en los ochenta.

Lo cierto es que si te mueves entre Urzáiz, Príncipe, Colón, Policarpo Sánz y Porta do Sol tendrás la impresión de ser un minúsculo elfo habitante de uno de aquellos cuentos troquelados que se desplegaban en una erección, perdón, de sus páginas, temiendo ser expulsado violentamente del cuento.

Al caso, que todo esto sería nada sin el clímax del encendido lumínico de un árbol cuya estructura metálica cada año crece unos metros.

Es en ese momento supremo que los habitantes de la urbe rugen en múltiples orgasmos LED. En ese preciso momento, al otro lado del Atlántico, Nueva York se encoge de tristeza, acomplejada ante el goce de los vigueses, sabedora de que nunca podrá alcanzar el Rockefeller Center a la Porta do Sol.

Y colorín, colorado este cuento se ha acabado. Y no es un cuento de Navidad.

That's all folks.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Crónica del Instituto Santa Irene

En la noche de ayer, Jueves, de este mes de Noviembre, fuimos convocados por Salvador Beloso Arenosa a la presentación de su libro Memorias, centrado fundamentalmente en los años sesenta del pasado siglo.

El libro lo encabeza un limiar o prólogo del antiguo catedrático del Instituto Santa Irene y eximio escritor Xosé Luis Méndez Ferrín, también interviniente en este acto de presentación.

Tras las primeras palabras de bienvenida por parte de Xurxo R. Pérez, la Directora del Instituto, Patricia Piñeiro, hace una glosa afectiva de su vinculación con el Santa Irene, que ya es de tres generaciones, ella misma, su madre e hijos, al tiempo que agradece a Salvador su iniciativa y dedicación como autor a la composición de estas Memorias.

Tras ella, se suceden las intervenciones de Beloso Arenosa, Blanca Elcid y Méndez Ferrín. Cada uno de ellos hara una evocación de aquellos años sesenta que se prolongan hasta el curso 74-75, en el que finaliza la serie que recoge el libro.

A mayores de las diferentes secciones y capítulos que lo integran cuenta con la colaboración de Xosé María Blanco, Grato Amor, Marcelino Covelo e Xurxo R. Pérez.

Retornando a las intervenciones en el Paraninfo, imponente a la par que austero, Blanca Elcid, quien fuera catedrática de Inglés, rememoró sus años docentes y su vínculo estrecho con el alumnado y demás compañeros de claustro en un tono cordial, permaneciendo grato recuerdo de aquellos días entre muchos de los asistentes.

Méndez Ferrín, entre otros muchos apuntes, destacó dos rasgos singulares del Santa Irene en el contexto histórico del denominado nacionalcatolicismo que conformaba el ideario educativo oficial. El primero, el carácter mixto durante años, en el que chicas y chicos eran coeducados, aunque con algún grado de segregación. El segundo, el no disponer de capilla, por lo cual había de habilitarse en ocasiones el Paraninfo para funciones religiosas.

De la intervención de Salvador Beloso destaco una bastante extensa reseña del libro predecesor de la autoría de Alonso Macías, presente en el acto, al igual que el énfasis que puso al recordar aquellos, ya lejanos aunque guardados en la memoria años sesenta, en la convivencia entre el profesorado inicialmente depurado o desafecto, como por entonces se decía, al Régimen y aquellos otros adheridos al Movimiento. En eso resume, Salvador, el denominado Espíritu del Santa Irene, tolerancia, libre pensamiento y respeto.

Lo más destacable de lo que aconteció esta noche pasada en el recinto sacral que llamamos Paraninfo en ese Templo laico de los saberes que llamamos Santa Irene fue el alto voltaje de emotividad y la buena sintonía entre todos los presentes y ausentes presentes.

El libro Memorias de Salvador Veloso viene profusamente ilustrado y con una magnífica maquetación. Ahora toca leerlo y disfrutarlo.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

El retrovisor

Adonde vamos no está en la humana sapiencia poderlo asegurar pero de donde venimos es plausible el conocimiento.

Así conviene saber la procedencia o averiguación del pasado para incrementar la probabilidad de certeza en cuanto a nuestro destino.

Es en la extensión lógica del conocimiento empírico ordenado donde juega la predicción como probabilidad.

Empezamos registrando, clasificamos y barajamos. 

La Historia como contenedor o registro de la memoria colectiva y dentro las historias en su mutiplicidad fenoménica.

A veces aparecen humanos de verbo promisorio portadores de la taumaturgia salvífica, salutadores del destino profético. Frecuentemente cuando esto acontece la estatura de los caudillos se jibariza en estatuillas de arcilla de venta en bazar o zoco de ocasión.

Ahí conviene pararnos y recordar, no nos queda otra.

No voy a señalar, pero confío más en la maestría del grupo desprejuiciado que en ídolos e iconos esculpidos en retablos de superstición.

En política hay abundante comportamiento supersticioso y si algo de arte, técnica o ciencia cupiera, estaría en la escucha atenta, activar los sensores e interactuar con el ambiente.

Uno de los obstáculos al buen logro del fin propuesto, el servicio de lo común, son los denominados argumentos ad hominen, una de las falacias llamadas informales que recuerdo del voluminoso manual de lógica de Irving Copi.

En todo caso, lo que nos es dado compartir con el lenguaje es el acervo común de hechos y códigos.

Para hacer el viaje de la vida se nos hace imprescindible el retrovisor y para proyectar cartografías no sólo figuras bien medidas y trazadas sino el imaginario de la polis transmitido y asumido como tradición en la que plantar los cambios.

Al fin, de la vida viene la experiencia y de esta el conocimiento y Política es continente y contenido de saberes.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Revisionismos históricos

En plural, hay innúmeros revisionismos, no obstante el más frecuentemente difundido bajo esta expresión es el que se refiere al antisemitismo en la segunda guerra mundial, en la Alemania hitleriana, sobre la denominada solución final y todo lo que se le asocia. Claro está que es un revisionismo de perdedores, como en general sucede.

Más alla de vencedores y perdedores de la Segunda Guerra Mundial, caben otros revisionismos históricos, entendidos como la vindicación de lecturas, relatos o visiones alternativas a las oficiales, oficiosas o hegemónicas, que suelen ser muy transversales, en expresión al uso, al punto de poder rastrearse en todas ellas algún paradigma común subyacente articulando el aparente pluralismo discursivo.

Con estos previos, paso a referirme, poniéndolo del revés, a lo que entiendo por revisionismo o si se quiere contrarrevisionismo, en el caso de la llamada transición política española. Ya de suyo el término es diacrónicamente de contornos imprecisos y de una intencionalidad encapsulada de irradiaciones expansivas que llegan a nuestros días.

Hay una versión canónica que establece en la disyuntiva o dicotomía Reforma/Ruptura una transacción o juego de manos entre el sector llamado aperturista del franquismo y la oposición posibilista al régimen, que tendría por resultante la ruptura pactada.

Ese pacto hallaría su concreción, en lo económico y social en los Pactos de la Moncloa y en lo político en la mismísima Constitución. Algunos sitúan en el punto de aprobación del texto constitucional el fin del proceso de transición y el inicio del nuevo régimen y la herramienta para alcanzarlo el talismán, tan invocado en aquel tiempo, del consenso.

Difícil resulta dosificar en qué medida se mixturaron el reformismo y el rupturismo en el pacto constitucional. Para ello habría que poder alinear claramente las fuerzas en presencia y previamente definirlas.

Por aquel tiempo se hablaba de poderes fácticos y bunker, entre los primeros se sobreentendían destacadamente militares y cuerpos de seguridad del Estado y en el bunker sectores de poder, denominados inmovilistas, del sindicalismo vertical, procuradores en Cortes y otros variopintos de corte más transversal.

De la banda rupturista jugaba el PC y su izquierda, el primero muy cuestionado en su rol de ruptura, y de acompañamiento, actores periféricos centrífugos.

La pregunta, para algunos tesis revisionista, es, si en efecto, a la vista de los acontecimientos actuales y por venir inmediatos, hubo alguna ruptura, o en qué grado, con los elementos estucturales, simbólicos, ideológicos e incluso sociológicos del franquismo.

Más concluyentemente, ¿ qué hay de franquismo o de residua franquista en la vigente Constitución, en las instituciones y en la sociedad a cuarenta años de su aprobación?.

La sola formulación de la cuestión es revisionista.

Queden para ulterior desarrollo los precedentes y consecuentes o consiguientes del asunto.