viernes, 21 de diciembre de 2018

Chus Nimo, en el país de las Distopías

Hasta ahora poca gente supo establecer la relación entre el nombre del blog, Distopías 18, y la foto de la cabecera.

Incluso muchos desconocían, más allá de las barbas de Marx, quienes eran los que se asomaban a la galería, todos ellos filósofos del pensamiento político, aunque no exclusivamente.

Para mi entendimiento Platón en su obra la República es el primer distópico, pero el nexo de todos ellos era, en mayor o menor medida, un rasero común, con grandes diferencias, que enlaza la utopía o simplemente la racionalización o justificación políticas con algo regresivo, ancestral , proyectado al momento presente respectivo a cada autor o a su futuro correspondiente o un futuro sine die.

Sean los contractualistas originarios o futuristas de paraísos de leche y miel, da igual, que aquellos que directamente prometen el horror, el holocausto o el apocalipsis.

El hongo nuclear también hubiera servido como icono o presentación del blog en la carátula.

Pero hoy optamos por cambiar y lo hacemos con un collage de Chus Nimo titulado "De la vida a la muerte", un collage en el que la muerte se agarra a la vida dorada como frutos en sazón con sus tentáculos óseos y un reloj va marcando el tiempo inexorable mientras una joven emergiendo de una vasija tapa el rostro con sus manos.

El tránsito de la vida a la muerte o también puede ser un continuum o lo que es, un collage fundido de vida y muerte, expresión plástica y conceptual que le puede ir bien al Distopías, a su vez un collage temático o miscelánea de artículos diversos.

Gracias a Chus Nimo, viguesa de adopción de muchos años, por su colaboración distópica con esta obra, aportación o muestra de un arte en el que ya va demostrando, en sus numerosas exposiciones, indudable maestría.

Navidades Victorianas

Desde la perspectiva de la Navidad como mirada de la infancia al mundo, o si se prefiere más suspicazmente de la recreación o interpretación de esa mirada infantil, su expresión más acabada la encontramos en algunos de los motivos de los cuentos o literatura navideña del tiempo transcurrido en Inglaterra durante el prolongado período de la reina Victoria, en gran parte del siglo diecinueve y aún principios del veinte.

El autor más destacado es Charles Dickens y su obra principal en la materia, Cuento de Navidad, publicada por entregas en 1843, donde el espíritu de conversión y el ternurismo alcanzan cumbres elevadas.

A poco que recordemos, también podría ser un cuento de fantasmas o de lo sobrenatural o maravilloso. En el mundo onírico se producen las revelaciones a Scrooge con la visita de tres ectoplasmas, emisarios de la navidades pasadas, presentes y futuras, que le desvelan el pleno sentido del potente latido del corazón navideño.

Todo acontece durante el sueño en una noche, la noche previa a la Navidad, lo cual le permite enmendarse para la celebración del siguiente día.

En paralelo al sueño, fuera del viaje que por los aires hace Scrooge con sus acompañantes, las horas transcurren en el mundo de los vivos, no obstante, en las navidades presentes de la visión la realidad entra en el sueño.

Tres figuras destaco en el cuento, Marley, aparición del antiguo socio de Scrooge quien le insta a arrepentirse y salvarse; su prometida de juventud, personaje de las navidades pasadas, quien le había abandonado por su egoísmo y finalmente Tiny Tim, hijo pequeño de su empleado Bob Cratchit, aquejado de una cojera, al cual se promete ayudar para salvarlo de una muerte temprana.

Tim obra, a mi entender, como epítome o compendio del complejo nudo de vectores moralistas y costumbristas, intimistas y ambientalistas de la encrucijada victoriana y epifánica.

En Tim se redime Scrooge y Dickens vuelca su emoción empática por la infancia pobre.

Cuento de Navidad o Christmas Carol trae el tintineo de los Villancicos, su bullicio, el intercambio de postales de felicitación, la introducción del abeto junto al Belen y todo aquello que llegaba al surtido almacén de souvenirs navideños de la librería Pax, en el Vigo de los sesenta, pongo por caso.

Esas eran navidades victorianas, navidades de guirnaldas, confeti y turrón, que nos llevaban sin tregua a la despedida de año.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Izquierda y Meritocracia

Parecen dos términos antitéticos pero no lo son.

¿Qué puede llevar a alguién a pensar de sí mismo que es la persona adecuada a representar intereses colectivos, más allá de los suyos propios, qué le puede llevar a pensar que sabe o acierta a interpretar los intereses de terceros?.

Más aún, ¿qué puede llevar a pensar el salto de la cuasi infinitud de átomos sociales a conglomerados macro de índices manejables alienados para el cómputo de la ingeniería social?.

Una vez más sería necesario rasgar el velo del misterio para encontrar las sinrazones, razones al fin, de tales operaciones.

Yo presumo que la ley del número, expresado en modelos, hace las cuentas de los mandamases y aspirantes u opositores al mando, que cuando lo alcanzan estos últimos sólo se cuidan de recuncar.

Pero en todo caso, ¿ cuál es el principio de selección, no el procedimiento, para acreditar valía o idoneidad al cargo?.

En el discurso de las llamadas derechas, la meritocracia, sólo los mejores, los aristói,  deben guiar o conducir, el principio aristocrático, y de entre los mejores, el mejor, el uno, monos o único, principio monárquico. Su investidura no requiere necesariamente el procedimiento democrático.

Y para las izquierdas, ¿ quién debe representar, conducir y guiar, cuál es su principio, cabe ahí la meritocracia, y en caso afirmativo,  cuál o de qué tipo es la suya?.

Las izquierdas afirman la preeminencia, entiéndase la eminencia previa, de las masas, léase lo colectivo, sobre lo personal o cuando menos individual. Uno de los mitos de la izquierda es la Asamblea y la revocabilidad de sus decisiones y electos, en consecuencia la mayor virtud meritocrática de los elegidos, que no ungidos, es serlo por la presunta Mayoría, por el número. Viene siendo una antinomia irreductible entre cantidad y calidad, la virtud en el número y el procedimiento democrático, porque el pobre concepto del demos en esta acepción es el conteo numérico para la transmutación alquímica de la representación.

Esa es su fortaleza y debilidad, la suma de todas ellas, y también la razón por la que la izquierda es tan golpista contra sí misma, tan destituyente de sí propia y de quienes se yerguen a representarla.

Su principio meritocrático consiste en la mejor destreza en el oficio de manipular los números del Ágora Democrática desde la Cueva de Piratas conspirativa.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Navidades hiperbóreas

Incluídas en el sincretismo de estas fechas navideñas, cada vez más prolongadas, al punto de que con esta marcha forzada vamos a establecer el calendario anual en dos únicas estaciones, ciclo semestral navideño y semestre de adviento navideño.

Pues bien, el paradigma hegemónico es la epifanía lapona, en la que los camellos se ven reemplazados por renos u otros cérvidos y el portal de Belén por el casamato de madera del bosque boreal en el que habita Santa Claus con toda su corte élfica.

No entramos aquí en la evolución o más bien metamorfosis ontológica de Santa, en otro tiempo figura episcopal de Antioquía o Bari u otras cunas, hasta su naturalización yanqui, primero de indumentaria verde y después con los colores corporativos de Coca Cola.

Así pasó la Navidad a tener sabor cola.

Estas navidades coloniales son hoy gringas y laponas de la mano de las grandes cadenas comerciales penetrando hasta la tienda de barrio.

Pero el despegue de la Navidad representada, dramatizada, ruralizada y plástica arranca en el siglo trece con Francisco de Asís cuando pretende hacer del evangelio de San Lucas sobre el nacimiento de Jesús algo vivo, más allá de la Teología, donde los pastores y gentes de aldea vuelvan a encarnarse en el misterio.

En mi infancia de los años sesenta del pasado siglo mi madre, ayudada por mi hermana, levantaban un entarimado en la galería de casa, colocaban un fondo de papel que representaba el azul oscuro de la noche pintada de estrellas y la propia tarima era cubierta de musgo que recogiamos mi hermano y yo, sobre ese manto vegetal se desplegaban las figuras del belén, se trabajaba la orografía del paisaje, sobre todo montañas y ríos, estos últimos con espejos y papel plata.

Nunca faltaban el pozo o el castillo de Herodes y, claro está, el portal completo y los reyes magos, con sus camellos y pajes. Noche a noche las figuras iban avanzando hacia el portal con sus ofrendas hasta culminar la Noche Mágica o Noche Buena, esa noche se cantaban villancicos, todo era luz y la estrella cometa guiando y presidiéndolo todo.

En el comedor se colocaba el Abeto con lucerío, adornos varios y guirnaldas, a sus pies aparecían los regalos la noche de reyes, también descansaba la representación escueta del misterio.

Estas fueron las navidades que conocí en mis primeros años, escasamente hiperbóreas, si acaso el árbol como reminiscencia pagana del bosque, deidad vegetal.

Y los elfos, en los cuentos que mi madre nos compraba en la desaparecida librería PAX de Elduayen, de aquella Calvo Sotelo.

Y la Laponia en los Atlas, no sé, no recuerdo de si de la Editorial Everest.

Y ahora si, Feliz Navidad.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La Artística,100

Tengo entre mis manos un libro conmemorativo del nacimiento de La Artística en 1906, obsequio de Carlos Meixide. El libro se publicó en su primera edición hace doce años.

Es una edición bilingüe, en español e inglés, primorosamente editado y profusamente ilustrado con numerosas fotografías en blanco y negro y en color.

En ellas se recogen imágenes no sólo de las instalaciones fabriles, sino también estampas de los trabajadores, mayormente mujeres, en el desarrollo de sus tareas laborales así como a la salida de su jornada.

Del mismo modo, se retratan escenas de mariscadoras y pescadores en su medio natural, desarrollando sus faenas extractivas, imágenes de costumbrismo intenso que parecen anegar nuestras pituitarias de arrecendos marinos.

Algunas escenas lo son de miembros de la familia fundadora y otras fotos finalmente de piezas, maquinaria y productos de la misma empresa, tales como envases litografiados o gomas de cierre para enlatados.

El libro se abre con la tabla periódica de los elementos, como blasón del sector de químicas al que la empresa pertenece y se cierra con una greguería de Ramón Gómez de la Serna y una foto de familia.

La Artística tiene un antecedente de la mano de los Hermanos Pumariega en la Coruña en 1890, pero es en Vigo en 1906 cuando se escritura como Sociedad por los Suárez, Salgado y Fadrique, teniendo por actividad la cromotilográfica sobre hojalata y ahí destacará en la manufactura de hoja de lata, posteriormente incorporará la Fábrica de Gomas.

En 1921 La Artística funda los Talleres Mecánicos Alonarti, dedicados a la producción de maquinaria para la industria conservera, porque la crónica de La Artística es también parte de la historia de la evolución de la industria del mar gallego.

La trayectoria de LA como empresa familiar acaba en 1994 con la adquisición por Schröders del 70% del capital del grupo, en el 1998 Altana compra el resto de las acciones de L.A. La escalada imparable de la internacionalización la llevará mundo adelante a mercados tan variados como el MERCOSUR, USA o China ya en el 2006, año de la finalización del libro del centenario que comentamos.

Aunque desde el 2001 la nueva planta se ubica en el Polígono da Granxa, en O Porriño, muchos la recordamos en la Avenida Tomás Alonso, entre la Plaza que llamamos de la Industria pero cuyo verdadero nombre lo recibe de Eugenio Fadrique, encarnación o personificación de L.A.

En nuestra retina quedará para siempre, en vecindad a Astilleros Barreras ya camino de la conservera Alfageme y en dirección a Bouzas, la arquitectura industrial de La Artística.

De estos elementos se hizo el paisaje mestizo y semiurbano vigués.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Casa de Galicia en Fuerteventura

Van allá cerca de veinte años transcurridos, ahora entrando el 2019, cuando llegué a la Isla de Fuerteventura.

En aquel tiempo la comunidad gallega en la Isla era numerosa y la economía pujante, incluso sobrecalentada, las relaciones entre nuestra colectividad y las autoridades de la primera institución insular, Cabildo, y la mayor parte de los seis ayuntamientos, de desconfianza o cuando menos de ignorancia mutua y en algunos momentos con episodios de tensión y hasta hostilidad, que llegaron a reflejarse, trascendiendo la prensa local y regional hasta la nacional y gallega.

Todo este clima poco a poco fue mejorando.

La presencia en medios fue escalando o ganando escena. Programas radiofónicos como Troula, Trisquel o Ultreia lo atestiguaron entre el 2004 hasta finales del 2008 en distintos medios como Radio Archipiélago, Canal9 o Radio Difusión Fuerteventura.

Otro de los logros, un Cruceiro de Pedra, entre cuya ornamentación se encuentran las imágenes de las Vírgenes Patronas de Puerto del Rosario y la de la isla, Virgen de la Peña, sugerida esta iniciativa por Xaquín Gayoso, de gran acierto. La llegada de este Cruceiro se debió a la colaboración de la Escola de Canteiros de Poio y destacadamente Enrique Velasco, el Ayuntamiento de Puerto del Rosario, representado por los alcaldes Travieso y Morales y la Asociación Sociocultural Alexandre Bóveda Fuerteventura, promoviendo la iniciativa y gestionando cada paso.

Es el momento de reconocer el carácter pionero de la Casa de Galicia de Fuerteventura, guiada por la mano sabia y templada de Antonio Queijeiro, con quien tuve ocasión de colaborar.

Paralela y también conjuntamente ambas entidades pusieron acento gallego en las tierras majoreras, gozando de un amplio elenco de colaboradores, de ambos lados del país.

En el recuerdo, Fernando López, Oubiña, Adolfo Rodríguez, Xesus Bello, Miguel Angel, Mato, Belén Antón, Luciano, Nestor Osorio, Nanci Mateo, Rosa,  Ignacio Yáñez, Tito, Jose María Rey, Eliseo Dorado, Marisa Pires, entre muchos otros. Especial mención para La Voz de Galicia y Santi Garrido, que tantas veces dieron acogida a nuestras inquietudes.

Asimismo, la presencia de Patricia, Manuel dos Santos, Wes o Wenceslao y Rodrigo amenizando cada Día de Galicia con gaitas y pandeiro al pie del cruceiro.

Hoy, como hace lustros, la Casa de Galicia de Fuerteventura parece contar con los buenos auspicios de la Casa de Las Palmas, como antaño con Ricardo Villares, hoy con Albino Aneiros.

Mis mejores deseos en esta nueva singladura.