martes, 23 de febrero de 2021

23F más 40

Enviado en el servicio militar obligatorio a la denominada Primera Región Militar, tras el CIR en Colmenar Viejo en el verano del 79, fui destinado a la DAC, División Acorazada Brunete, por aquel tiempo la más importante unidad de los ejércitos, denominada de intervención rápida en cualquier punto del territorio español.

 No obstante, la ubicación de sus unidades, regimientos, brigadas y Estado Mayor, formaban una retícula, que envolvía Madrid. 

Mi puesto táctico, realizado el curso de operador de radio, se desempeñó en un batallón de transmisiones. Esto conllevó un servicio rutinario de enlace entre las diferentes unidades de la DAC denominado malla divisionaria.

 Al frente de la DAC por aquellos días se encontraba el general de división Torres Rojas. Los mensajes cruzados en los enlaces diarios de aquella malla ponían de manifiesto una gran alarma por lo que los mandos consideraban una deriva muy peligrosa del gobierno de Adolfo Suárez y de su ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, espoleados por lo que consideraban una línea blanda, negociadora y claudicante con el terrorismo, así se expresaban.

 El tono y el propósito de estos mensajes dió en el relevo del mando de Torres Rojas por el general Juste Fernández, no muy bien recibido por los integrantes del Estado Mayor en el Pardo ni por la mayoría de los jefes de las unidades. 

Cuando me licencio del servicio a finales del año 80 el ambiente esta muy enrarecido, los refuerzos de servicio en puntos considerados vitales, polvorines, armamento, gasolinera; patrullas volantes en el exterior de los acuartelamientos, rondas en la colonia militar de Aluche, patrullas por la M30. Ejercicios de contrainsurgencia urbana. En los planes tácticosde aquellos días se temía incluso un ataque o asalto a alguna unidad, lo cual generaba un estado de tensión máxima con el refuerzo de guardias y otros servicios. 

Cuando llega el 23F del 81 Torres Rojas, destinado a inspección de tropas en la octava, Coruña, reaparece de forma irregular, para ponerse nuevamente al frente de la DAC, cuando ésta se dirigía a unas maniobras reglamentarias al campo de tiro de San Gregorio, en Zaragoza, con Juste al frente, según publicó algún medio en aquellos momentos. 

Cuarenta años transcurridos, uno se pregunta qué papel se le asignaba a la Brunete en los previos del 23F, si estaba de veras fracturada internamente o no y si aquello fue un golpe o autogolpe inducido desde Zarzuela y con que propósitos. 

Algunas de las respuestas a estas preguntas, desde el desarrollo posterior de los hechos, pueden ser desarrolladas más o menos empíricamente por sus efectos, pero tal vez no sea aún posible desentrañar con total precisión el mecanismo de la causalidad y hasta de la completa casuística. El velo de la razón de estado aun pueda quizás
 poner sombras.