sábado, 7 de agosto de 2021

Taberna de Eligio, hablando de Teis

Quedo en días pasados, al mediodía, en la taberna de Eligio con los amigos Alfonso Martínez Jiménez, Carlos Meixide y José Davila. Entre vinos y tapas empiezan a fluír los recuerdos.

 Sombras amigas circulan por los pasadizos del tiempo y no sólo aquellas más ilustres que parecen dar poso y solera a la taberna como sitio de encuentro de artistas.

 Recordamos a Benito Morgade, en su papel de Bogart, con su gabardina, atendido solícitamente por Eligio en aquellos seráns de invierno, el piso lluvioso con puñados de serrín y una cunca de caldo de resistencia a los vientos inclementes de la ría que entraban por la Porta do Sol.

 Alfonso Martínez nos va conduciendo en la conversación por la historia del barrio de Teis donde su familia durante tres generaciones mantuvieron establecimientos de enseñanza. Primero su abuelo, José Martínez, tras él, su padre con Colegio Jardín y finalmente Alfonso junto con Sofía Alonso Domínguez, Centro de formación Guía, ésta hija de Antón Alonso Fontán, Antón de Meder, poeta, de las tierras del Condado de Salvaterra e Leirado, dado a los faladoiros junto a las vides, en temporada, homenajeando la lamprea.

 En este itinerario conversacional en el Eligio sobre Teis, Alfonso nos llevará por la historia de los astilleros en la barriada, hoy agonizantes, con los pespuntes finos apostillados por Carlos Meixide, vinculado profesionalmente por algún tiempo con la mar y el sector naval.

 Empezamos por Vulcano en el entorno de la playa de Espiñeiro, que comenzó como taller de construcción de calderas para trenes, su artífice Enrique Lorenzo, quien había trabajado como contable en Barreras, según nos comenta Alfonso. Otro astillero histórico fue Yarza, de origen vasco, después transformado en ASCON. Cardamiña en Ríos, según nos cuenta Alfonso, impulsado por un ex trabajador de Cardama en Bouzas, llamado José. También desde Ríos hasta A Riouxa carpinteros de ribeira haciendo su trabajo entre lo artesanal e industrial, oficio que fue menguando.

 Sin conciencia del tiempo transcurrido la conversación entre amigos llega a su fin. Abandonamos Eligio y nos despedimos en la Porta do Sol hasta un nuevo encuentro que no habrá de tardar.