martes, 21 de junio de 2022

Andalucía, tercer mundo?

Este es el título de un libro de Antonio Burgos publicado allá por los setenta en Círculo de Lectores. Creo recordar que en alguna de esas páginas se afirma que fue en el latifundio andaluz que se vieron las primeras pintadas, algunos pocos sabrían escribir cuatro palabras juntas, y se oyeron las primeras proclamas de Viva Rusia, Viva Lenin, tras la revolución bolchevique de 1917. Se dice que aquellos braceros aún no habían abandonado la anarquía. 

En algún momento escribió Castelao en su destierro que de ser extremeño o andaluz sería socialista. 

Por tanto, para algunos, Andalucía era roja y sobre todo emigrante, fundamentalmente en la posguerra franquista, con destino a Europa o a las llamadas regiones ricas españolas: Cataluña, Euskadi y Madrid. 

Pero y culturalmente, qué representó durante el franquismo el imaginario iconográfico andaluz, cuál era la identidad nacional española, de dónde se surtían sus motivos, también sostenidos ampliamente por la izquierda?. 

El toro zahíno con las banderillas puestas, encima del televisor o en las tiendas de souvenirs para guiris, las saetas en semana santa dirigidas al cristo de los gitanos, flamenco, gitanismo, también la copla de los Quintero. Algunos de estos elementos y sol y playas bien soleadas eran el espanish is different.

 Por el camino de la autonomía al presente momento, fuimos dejando a José Menese, pero también las exquisitas tauromaquias picassianas. Ocultamos el Cossío que algunos teníamos en nuestras casas. Empezamos a mentir y fingir. Hablo de algunos amigos gallegos de izquierdas. El discurso rojo, verde violeta fue desplazado por un lobbismo de mucho consonantismo. 

Tal vez lo peor fuera que a las bases de las izquierdas llegara el conocimiento de las camas giratorias, en algunos casos ascensor social y político para sus participantes, camas giratorias que devienen puertas giratorias, al menos, al interior de los partidos y de los cargos institucionales que manejan. No sirve de excusa señalar la paja en el ojo ajeno. Algún sector de la izquierda se puso a vivir en el quicio de la mancebía. 

La derecha política no acostumbra a prometer el cielo en la tierra ni asaltar los cielos. Tampoco abusa de la prédica evangélica de la igualdad. Eso les va salvando. La izquierda deberá regenerarse, si puede, y modificando parte del argumentario. En estas ELECCIONES del 2022 el PCA, Partido Comunista Andaluz, quedó fuera del Parlamento Andaluz. Con la invectiva de fascistas no se exorcizan demonios.