Foto correspondente ao conflicto de ASCON nos oitenta, se ben o artigo fala das movilización de setembro do ano 1972.
Fue la primera consigna que atronó las calles de Vigo de aquel año 1972. No sólo eran voces y el movimiento obrero con su canto coral reivindicativo. También los muros, las octavillas sembradas y hasta en aquellas letrinas llamadas turcas, en las que en cuclillas y haciendo equilibrios, algunos se habían entretenido en dejar insculpida a navaja en las puertas el mencionado grito de indignación obrera y popular… Añadiendo en algunos casos un enigmático UHP, más tarde desvelado como Uníos Hermanos Proletarios, consigna que según parece entonaban los frentepopulistas durante la República. Así lo recordaba mi abuela paterna desde la galería de su casa de la Rúa de Santiago viguesa, reverdeciendo tiempos no tan lejanos, añadiendo la coletilla " que non volva o trinta e seis".
Mi recuerdo de aquellos días tiene unas localizaciones preferentes concretas, unos escenarios móviles y de cierta contigüidad, en los que se despliegan mis percepciones y primeras ilusiones políticas, sin adherirles fuerte carga valorativa de ucronismo presentista, antes bien de forma casi topográfica, como una sucesión de imágenes en las que el tiempo histórico parecía acelerarse y el mío biográfico también a su compás.
Tomaré como epicentro generatriz de este breve relato un tanto ficcionado, no es acta notarial, el Paseo de Alfonso XII, más particularmente en la ubicación del Olivo, emblema de nuestra ciudad, y el por nosotros, los vecinos, llamado Chafarís, la fuente y estanque aún existente, frente al mencionado Olivo.
Es aquí donde los trabajadores procedentes del eje Bouzas- Beiramar, mayoritariamente de los astilleros y alguna conservera, intentaban llegar para posteriormente confluir con los trabajadores también de los astilleros con origen en Teis. Dos astilleros muy movilizados y con gran número de masa obrera eran Barreras y Vulcano, que dinamizaban el conjunto del (MO) movimiento obrero, con líderes carismáticos como Waldino Varela de Vulcano, al que rendimos tributo de gratitud en esta hora de su pasamiento. La hegemonía de CCOO y del PCG era innegable. Aquí debemos enfatizar el papel de las mujeres en aquellos días, dentro y fuera de las fábricas, empresas como Álvarez, Margarita y las dos Pilares cito, o las conserveras eran empleo mayoritariamente femenino.
Parecía que hubiera órdenes gubernativas de que no debía llegar a producirse el encuentro de ambas columnas en la Porta do Sol. Y ese punto infranqueable para los procedentes de Bouzas era como decimos el Paseo de Alfonso. A partir de ahí se producían las cargas policiales, porra en mano, de los grises, que algunos llamaban la gristapo. Los vehículos de los grises eran en algunos casos en su parte superior de loneta, así yo los recuerdo. En el momento de iniciarse las cargas, que eran cuerpo a cuerpo, si iniciaba la dispersión por una trama laberíntica, en ascenso hacia el monte del Castro o igualmente en ascenso, rodeando el Campo de Granada, o lo que fuera quedando, para intentar llegar a la Porta do Sol o la Telefónica, en algún caso a la Plaza de España y producirse allí nuevos saltos.
La dispersión de otros se producía en descenso por Pobladores o la Barroca hacia el Berbés y finalmente los había que directamente entraban a la Herrería, poniendo más fácil, quizá, la prosecución de la carga policial por razones obvias. En este punto decir que el comportamiento de las prostitutas fue ejemplar en su mayoría, ocultando como clientes a los trabajadores en sus lugares de oficio.
Transcurridos unos días llegan a Vigo, según se dice procedentes de Valladolid, unidades de antidisturbios mejor equipadas. Por aquellos días me parecía estar viviendo un movimiento casi insurreccional, sino resultara excesiva la expresión. La ciudad en manos de los trabajadores, la solidaridad era inmensa. ¿Sería esto la HGP (Huelga General Política), que preconizaba el PCE, o su ensayo? Vigo en aquel momento estaba, probablemente, a la cabeza del MO en el Estado y empezaba a hablarse del Septiembre vigués en los medios internacionales.
La llegada de los antidisturbios en el espacio que nos compete supuso su estacionamiento donde se encuentra la cruz en el Castro y controlar verticalmente, de arriba hacia abajo los movimientos de dispersión, bien iniciados en las cargas del Paseo de Alfonso, bien de aquellos trabajadores llegados por Camelias y enlazar con movimientos rápidos y fluidos con Plaza de España, donde se producían nuevos saltos o cortes de los trabajadores.
Cuando el movimiento decline en las calles, no podía sostenerse indefinidamente, surgen las reflexiones. Concluyendo aquellos hechos con elevado número de represaliados, probablemente centenares de despedidos de las empresas y a tres años de la muerte de Franco para esperar que se produjera una amnistía política y laboral, ¿qué nos queda hoy en la intersección de lo personal y colectivo de unas potentes movilizaciones acaecidas hace ya cincuenta años, con cambio de siglo de por medio?
En cuanto a la dimensión personal una cierta ética de compromiso y compresión hacia el mundo obrero y sus necesidades y preocupaciones, tal vez sin su salida a las calles arrostrando peligros esto no hubiera estado tan claro, la toma de las calles como lugar de lucha, esto condicionaría de inmediato las luchas que habríamos de iniciar los estudiante vigueses en los institutos de enseñanza secundaria. En un sentido más permanente y actual las huelgas del año 1972 y específicamente del mes de septiembre pueden leerse en la estela de otras que las precedieron en años anteriores, también en los sesenta y aún antes en condiciones de dictadura, nos hablan de resistencia democrática en un Vigo que lleva la impronta un tanto borrosa por las nieblas arrojadas por actitudes y comportamientos de fuerte componente consumista y desmemoriado pero que a poco que se levanten las pústulas de esas heridas de la memoria, que hoy denominamos histórica, aparecen marcando el sustrato identitario más profundo de Vigo, su genealogía y latido obrero.
Ahí una identidad que merece la pena rescatar para una ciudad más solidaria y viva. Cincuenta años transcurridos, 2022, Vigo con Ferrol y con todos los trabajadores del mundo.