Entre los profesores que impartieron docencia en los cursos 1973-1974 y 1974-1975 se encontraba Lalo Vázquez Gil, entrañable profesor e ironista consumado de fino estilete dialéctico y algún que otro exabrupto.
Lalo, por aquellas fechas, publicaba en el diario vigués El Pueblo Gallego una variada miscelánea de colaboraciones escritas y viñetas gráficas de un personaje llamado Gorecho.
Trascendía pues las aulas su presencia en la ciudad de aquellos años. Con el tiempo habría de llegar a Cronista Oficial de Vigo y poseedor de una cierta erudición y sistemática de investigación en temas locales.
Pero volviendo a las clases. En ellas solía dirigirse al alumnado con la expresión " a la palestra ", para invitarnos a exponer los conocimientos adquiridos. Los manuales que por entonces se utilizaban en la materia de FEN ( Formación del Espíritu Nacional) habían ido abandonando el sesgo más doctrinario falangista para ir asmejándose a un texto de Ciencias Sociales, expurgado de la fanfarria o ganga más socialpatriótica o nacionalsindicalista por una temática un tanto internacionalista o cosmopolita ( la ONU, OCDE, CEE). Probablemente se tratara de alguno de aquellos textos de la Editorial DONCEL, en algún caso de la autoría de Gonzalo Torrente Ballester, también profesor de la Escuela de la Armada.
Así, por ejemplo, en alguna de mis apariciones sobre la tarima del Aula, recordemos " a la palestra ", hube de hablar del por aquella representante de España ante la ONU, Jaime de Piniés, de los ministros tecnócratas opusdeístas, los lópeces ( López Bravo, López Rodó o López de Letona), cuando no de la por entonces tan traída solicitud de adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, y del veto político a su ingreso. Por estas y otras intervenciones recibiría la felicitación de Lalo.
Tras muchos años, con motivo del fallecimiento de Rufo Pérez, me reencontraría con Vázquez Gil en el Paraninfo del Santa Irene en el homenaje a Don Rufo. Allí hablaríamos y quedamos para una reunión en la Cafetería Reca2 en Gran Vía, con la finalidad de promover la petición de una Vía Pública en memoria del profesor de matemáticas. Y lo conseguimos.
Ahora, también fallecido, como todos a su turno, el admirado Vazquez Gil, brindo un cariñoso tributo a su ausencia. Así se cierra el ciclo de la memoria.