Me encontraba, un tanto accidentalmente, en el día de ayer en Bouzas en horario vespertino, cuando subido a un palco aparece la enésima manifestación ubicua del primer regidor con una de sus habituales arengas de descamisado viguismo.
Uno, que es vigués por todas las costuras, sintió en el arrecendo del mecer las ondas del mar boucense la evocación del inefable Leri y su localismo de ribera, más bien de bajamar en la playa.
Qué hacía aquella figura gesticulante y vociferante en el solpor de la villa?.
Desde luego, no colleitar croques sino marisquear votos.
Variadas son las teorías que hacen mención al liderazgo político, en su mayor parte con denominador común elitista. La teoría del caudillaje o el führerprinzip entre ellas. No parece ser este el caso. También se pueden tratar, cuando menos analíticamente, algunos casos particulares desde la psicopatología, por ejemplo, un narcisismo patológico.
Pero en la circunstancia de un sistema electoral relativamente competitivo y abierto, cuando no excesivamente mediatizado mediante la subvención y la sustracción de la libertad o concurrencia litigante, lo que se busca es la optimización de las expectativas electorales.
En Vigo hay una mayoría absoluta más un resto o sobrante de tres concejales sobre esa mayoría. El único paso incremental en esos guarismos sería en dirección a una mayoría a la búlgara, pasando de irrelevantes a residuales los dos grupos de la oposición, a los que podría acompañar un tercero a partir del próximo año, de tener entrada el BNG.
Desde luego que esto no tiene porque resultar fatídicamente así. No está escrito en las tablas de la ley mosaica ni en ninguna otra. Paro va camino de serlo por incomparecencia y en ocasiones incompetencia de los dos grupos de la oposición.
A no ser que que el Celta le cuele un gol por la escuadra a la Alcaldía en este derby casero. Entonemos A Rianxeira.