En aciagos días de Enero de 1919 fueron derrotados los espartaquistas y asesinados, junto a muchos otros, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht por los freikorps, voluntarios ultranacionalistas desmovilizados de la recién finalizada Primera Guerra Mundial.
Rosa Luxemburgo, junto a Lev Trotsky, fueron dos autores referenciales de mi ya lejana primera juventud, aún casi preadolescencia, en los primeros pasos de la clandestinidad, como lecturas de preescolar, junto a los textos básicos de Marx y Engels (Salario, precio y ganancia, Trabajo asalariado y capital, Crítica del programa de Gotha, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana y otros).
De Rosa recuerdo las discusiones acerca del espontaneísmo en la movilización de masas y el papel del Partido como vanguardia autoorganizada.
A mi siempre me atrajo eso del espontaneísmo y el internacionalismo insobornable frente al belicismo de los Kautsky y otros en vísperas de la Gran Guerra.
La Conferencia de Zimmerwald, con Trotsky al frente, las figuras de Clara Zetkin, Franz Merhing, la propia Rosa, Lenin, clamando contra la guerra imperialista y llamando a la hermandad entre los pueblos por encima de las fronteras ejercía sobre aquellos jóvenes trotsquistas gran atracción.
En el libro Reforma o Revolución, de Luxemburgo, se ponía en solfa el socialismo evolutivo, dígase reformista y revisionista de Eduard Bernstein. En una línea semejante lo hacia Trotsky en Marxismo y Terrorismo, obra conocida como el AntiKautsky.
De Rosa también su critica al economicismo de los sindicatos, la puesta en valor de la HG como herramienta insurreccional proletaria, la democracia consejista, la hicieron acreedora de nuestras simpatías militantantes, a la par que sus estudios acerca de la acumulación de Capital.
Finalmente recordar que Friedrich Ebert, socialdemócrata del SPD, fue quien dió la orden de movilización de los freikorps que asesinaron a Luxemburgo y sus camaradas. Al tiempo Ebert fuera alumno de la propia Rosa Luxemburgo años atrás en la escuela de cuadros en Berlín del SPD.
A comienzos de la llamada Transición en España, la Fundación Ebert sería uno de los vehículos de financiación del PSOE. ¿Se entiende mejor la dificultad en aquellos momentos, para algunos, en afiliarse a ese Partido?.
Mientras, en 1919, la Liga Espartaquista contribuía a la creación del KPD anegada en una marea de sangre.
De las llamadas Jornadas de Noviembre se alimentaría uno de los mitos fundacionales del que más adelante se llamaría NSDP, Partido Alemán Nacional Socialista, liderado por Adolf Hitler. . Pero esa es otra historia.
Luxemburgo, eres una rosa de intenso carmesí proletario, exhalando en tu último aliento un perfume de fragancia revolucionaria