Evocando a Ortega y Gasset, a propósito del título de esta publicación, en su celebrada conferencia en el Teatro de la Comedia de mayo de 1914, en el mismo escenario en el que Falange celebraría su acto fundacional en octubre de 1933.
No trato aquí de racionalismo histórico, ni perspectivismo, ni neokantismo, sino de algo de vuelo más rasante y de mayor proximidad en las coordenadas espacio-tiempo.
Esa vieja y nueva política hace referencia, si dijera ahora corte epistemológico resultaría de una pedantería académica insufrible, den por tanto retirada la expresión, a la paleohistoria del 15M de 2011 como antecesor del estreno electoral de Podemos en las elecciones europeas del 2015.
Se respiraban aires regeneracionistas, a la vieja política la denominaron casta, ejemplificada en el tinglado dinástico del bipartidismo.
Nos hablaron de populismos y de un nuevo patriotismo de políticas sociales.
Introdujeron el transversalismo, ni izquierdas ni derechas, de centrismo tampoco hablaban.
Lo de ni izquierdas ni derechas me recordaba el apoliticismo militante precisamente de las derechas.
Preferían sustituir topológicamente el eje horizontal derecha izquierda por el vertical abajo arriba. La sustitución de las abscisas por las ordenadas del par cartesiano.
En todo caso, interclasismo y multiclasismo, sin antítesis bipolares, en un juego rotatorio, siempre proyectándose ilusoriamente a mayorías electorales en amplias confluencias, o sea populismos pero no frentes de izquierda, aunque finalmente se vieran encerrados en fórmulas que quisieran superar.
Como guinda, la confusión entre la categoría política y el accidente biológico, basado en el hecho meramente circunstancial, de que los promotores de estas iniciativas raramente superaran los cuarenta años y oscilaran mayormente en torno a los treinta.
Giovinezza, ya saben.
En estos días parece ser que estamos navegando la línea equinoccial de este viaje.
Veremos.